El Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay (GESP) del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC, FSOC, UBA) manifiesta su repudio absoluto al golpe de Estado perpetrado este domingo 10 de noviembre de 2019 por las Fuerzas Armadas de Bolivia, la Policía Nacional y las fuerzas civiles de choque capitaneadas por sectores oligárquicos a las órdenes de élites conservadoras y racistas, que tienen entre sus principales figuras al ex presidente Carlos Mesa y al multimillonario cochabambino Luis Camacho.
Las renuncias forzadas -por injerencia militar en la vida política- tanto del presidente Evo Morales como del vicepresidente Álvaro García Linera constituyen un retroceso para el país y para la región, profundizando con borceguí militar de siete suelas retrocesos en conquistas que considerábamos aseguradas.
Lo sucedido en Bolivia es un golpe de Estado con directa participación de las fuerzas de seguridad que se suma a la lista de los golpes con diferentes formas acaecidos en otros países de América Latina.
La remoción del presidente Evo Morales se suma al golpe en Honduras y la destitución del presidente Zelaya, al golpe parlamentario contra Fernando Lugo en Paraguay en 2012, al impeachment a Dilma Roussef y a la detención y privación arbitraria de la libertad del expresidente Luiz Ignacio “Lula” Da Silva en Brasil.
Hoy, como en todas esas ocasiones, nos manifestamos en contra de toda dictadura y de la violación de la voluntad popular a partir de estrategias antidemocráticas. Alentamos a la movilización y la resistencia para recuperar los valores democráticos, de justicia social y de igualdad que todo gobierno debe respetar. Urge luchar contra los rebrotes del totalitarismo neoliberal y neomilitarista en la región.
Instamos a la comunidad internacional, a la sociedad civil de nuestros países, a todas/os quienes tengan acceso a la información, que no dejemos pasar este quiebre de la legalidad y el Estado de derecho. Y llamamos a cubrir de solidaridad al pueblo boliviano que resiste movilizado contra el golpismo. Exigimos a las fuerzas de seguridad y a las militares que detengan la represión en El Alto y otras regiones. Rechazamos el racismo explícito, la utilización de la religión para oprimir y perseguir a los pueblos originarios, y los discursos de odio que los líderes golpistas están promoviendo por los medios de comunicación. Y nos ponemos a entera disposición de las/los compañeras/os que, asumiendo la responsabilidad de pelear por sus condiciones de vida amenazadas y derechos conquistados, están enfrentando al golpe de todas las maneras posibles. Nos solidarizamos por entero con el pueblo boliviano que lucha por su libertad hasta la victoria. Solo a partir de ella alentaremos nuestra esperanza de que el país hermano recupere el trillo de la institucionalidad democrática. Por una Bolivia plurinacional, multilingüe, laica y no racista. Por la defensa de su soberanía y sus recursos naturales. Y por la unidad de todos nuestros pueblos.